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Bryan Ramirez Huerta Biografía y Hechos

Antonio Gálvez Arce (Torreagüera, Murcia, 29 de junio de 1819 - ibidem, 28 de diciembre de 1898), conocido popularmente como Antonete, fue un labrador, político y revolucionario español[1]​. Su implicación en diversas insurrecciones, especialmente la Rebelión cantonal de 1873, hizo de él una de las figuras más destacadas del republicanismo federal del último tercio del siglo XIX en España.[2]​[3]​ Biografía Primeros años y padrinazgo del marqués de Camachos Antonio Gálvez nació en la localidad rural de Torreagüera –pedanía del municipio de Murcia– en 1819, en las postrimerías del Antiguo Régimen. Sus padres eran Antonio Gálvez Martínez y María Arce Cárceles, labradores propietarios de un minifundio, vinculado al cabildo catedralicio de Murcia y de rendimiento tan pobre que debían recurrir frecuentemente al arrendamiento de otros terrenos. Este hecho provocó en Gálvez Martínez un profundo anticlericalismo, que inculcó a su hijo junto a la aversión contra las clases dirigentes de la capital murciana, a las cuales tuvieron que ofrecer su trabajo cuando aquellas se hicieron con las mejores parcelas durante las primeras desamortizaciones del reinado de Isabel II.[4]​ Siendo muy joven tuvo que abandonar la instrucción reglada en la escuela para trabajar junto a su padre, aunque continuó recibiendo clases fuera de hora,[5]​ y tomó su primer contacto con la política activa mediante su asociación al marqués de Camachos, quien dirigía la delegación murciana del Partido Progresista del regente Baldomero Espartero. En 1843 tuvo lugar en Valencia el pronunciamiento moderado encabezado por el mariscal de campo Ramón María Narváez, y el general Antonio Ros de Olano trató de extender su movimiento sobre la provincia de Murcia. Avanzando desde Cartagena al frente de 4000 efectivos, esperaba ocupar la capital provincial sin mayores contratiempos, pero hubo de retirarse a causa de la resistencia opuesta, entre otras unidades, por la compañía de milicianos nacionales de Torreagüera, integrada por un Antonete Gálvez de 24 años y comandada por su padre, a la sazón teniente.[6]​ Su triunfo se tornó estéril, sin embargo, cuando Murcia terminó por capitular en vista de que la sublevación moderada había tenido mejor fortuna en el resto del país.[4]​ Ese mismo año contrajo nupcias con su prima María Dolores Arce Tomás, con la que tendría cuatro hijas y dos hijos varones, y se mudó a la vivienda de sus suegros en el Huerto de San Blas.[7]​ Su relación con el marqués de Camachos también progresó, y se convirtió en su persona de confianza en un partido que había pasado a la candestinidad. La Revolución de 1854 supuso una oportunidad de devolver a la facción progresista al poder ejecutivo después de diez años, y Gálvez contribuyó a su éxito liderando una partida de huertanos reclutados por él mismo en Algezares, Beniaján y Torreagüera, junto a los cuales penetró en Murcia e instaló a su valedor Camachos como máxima autoridad regional.[4]​ La revolución que dio paso al Bienio Progresista reportó a Camachos la presidencia de la Diputación Provincial, y aunque sus colaboradores fueron recompensados con empleos en el Ayuntamiento, los campesinos vieron desatendidas las promesas que habían recabado a cambio de su cooperación en la revuelta. En cuanto a su cabecilla Antonete, el marqués procuró que tuviera trato de favor en la subasta de parcelas fruto de la desamortización promovida por Pascual Madoz, haciendo de su protegido uno de los mayores contribuyentes de su pedanía. No obstante, la relación entre noble y plebeyo se agrió en 1856, cuando Camachos no opuso resistencia al pronunciamiento del general Leopoldo O'Donnell, frente al criterio de Gálvez. Decepcionado, él y sus partidarios de la huerta buscaron amparo en el Partido Democrático, virando sucesivamente hacia las corrientes de la formación más escoradas a la izquierda: republicanismo ante monarquismo, republicanismo federal ante unitario, y, por último, federalismo «intransigente» frente a «benévolo».[4]​[7]​ La Revolución de 1868 y el Pacto Federal de Córdoba En los años transcurridos entre la configuración de los gobiernos de la Unión Liberal y la crisis final del reinado de Isabel II, Gálvez permaneció entregado a los negocios, amasando una modesta fortuna basada en el contrabando y la acumulación y explotación de terrenos agrícolas, lo cual le reveló como el mayor contribuyente de Torreagüera en los registros de 1869. No obstante, desde 1866 y paralelamente a la suscripción del Pacto de Ostende por los partidos Progresista y Democrático –y, de forma más tardía, por la Unión Liberal–, entró en contacto con el general Juan Prim, quien le hizo partícipe de unas intrigas en las que el objetivo no era ya cambiar el signo del gobierno sino derrocar el régimen isabelino por completo.[7]​ La conspiración cristalizó en la Revolución de 1868, conocida como «La Gloriosa». Aunque su escenario primario fue Andalucía, donde se libró a finales de septiembre la decisiva batalla del puente de Alcolea, sus chispas prendieron también en la Región murciana. Así, Cartagena se sumó a la sublevación únicamente después de que Prim se presentara en la plaza, y Antonete tuvo la oportunidad de desempeñar un papel en la misma mediante la interceptación por parte de sus milicias de las tropas regulares realistas que se retiraban de la ciudad portuaria.[8]​ La marcha de Isabel II al exilio en Francia abría paso al Sexenio Democrático, periodo que comenzó con la instauración de un Gobierno Provisional conformado por el Partido Progresista de Juan Prim y la Unión Liberal de Francisco Serrano y Domínguez, quedando excluidos los demócratas con razón de las desavenencias en el reparto de ministerios.[9]​ El debate monarquía-república provocó además una escisión en estos últimos, que finalizó con una mayoría de sus miembros, Gálvez incluido, decantándose por la opción republicana y la refundación del grupo político como Partido Republicano Democrático Federal. Entretanto, las elecciones a Cortes Constituyentes se saldaron con la victoria de la coalición que sostenía el Gobierno Provisional, de manera que éste se sintió respaldado para promulgar la Constitución de 1869, que declaraba la monarquía como modelo de Estado. El Gobierno Provisional fue reemplazado por la regencia de Serrano, quien junto a Prim como presidente del Consejo de Ministros se enfrascó en la tarea de buscar en las cortes europeas un candidato para la corona de España. Con todo, existían otras preocupaciones, pues la rebelión cubana ocasionó que el Gobierno no solo se desentendiera de su resolución de suprimir el impopular servicio militar obligatorio, sino que además decretó una nueva quinta de 25 000 hombres.[10]​ En este contexto se producía el salto de Antonete a la política orgánica, primero con su elección como concejal del Ayuntamiento de Murcia,[7]​ y luego con su selección como uno de los representantes murcianos en la asamblea federalista que tuvo lugar en Córdoba en junio de 1869, junto a J.... Descubre los libros populares de Bryan Ramirez Huerta. Encuentra los 100 libros más populares de Bryan Ramirez Huerta

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