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Erika Jankova Biografía y Hechos

La batalla de Jankov, también conocida como batalla de Jankau o batalla de Jankowitz, tuvo lugar el 24 de febrero de 1645[1]​ en Jankov, a unos 60 km al sureste de Praga, y enfrentó a un ejército de Suecia de 16.000 soldados al mando de Lennart Torstenson contra un ejército del Sacro Imperio Romano Germánico a las órdenes de Melchior von Hatzfeldt y que también contaba con 16.000 soldados. La batalla terminó con una decisiva victoria sueca. Preludio La guerra de los Treinta Años comienza con el reconocimiento como heredero de Matías de Habsburgo de Fernando II de Habsburgo, y con la orden de destruir templos protestantes construidos ilegalmente en dos ciudades de Bohemia y que provoca el encarcelamiento de varios nobles enviados a Praga por una de esas ciudades. El 23 de mayo de 1618[2]​ se produce un motín en Praga y tiene lugar la defenestración de Praga, con lo que la guerra da comienzo. La guerra de los Treinta Años es compleja, de móviles políticos, religiosos y económicos. La guerra comienza en Bohemia, se extiende por el Sacro Imperio Romano Germánico para terminar involucrando a casi toda Europa. En 1630 Gustavo II Adolfo de Suecia acude en ayuda de los luteranos alemanes para prevenir una posible agresión católica a su país y para obtener influencia económica en los Estados alemanes situados alrededor del mar Báltico. Gustavo II Adolfo era subvencionado por Richelieu, el primer ministro del rey Luis XIII de Francia, y por las Provincias Unidas. Desde 1630 hasta 1634 hizo retroceder a las fuerzas católicas y recuperó una gran parte de las territorios protestantes ocupados, tomando Pomerania e Magdeburgo. Fernando II había cesado en su puesto a Albrecht von Wallenstein, por lo que dependía de la Liga Católica. En la batalla de Breitenfeld, Gustavo II Adolfo derrotó a la Liga Católica comandada por el general Conde de Tilly. Un año después se encontraron de nuevo, y esta vez el general Tilly resultó muerto en la batalla de Rain (1632) mientras ofrecía resistencia a la invasión sueca del Palatinado. Esto obligó a Fernando II a volver a llamar a Wallenstein. Wallenstein y Gustavo II Adolfo de Suecia chocaron en la batalla de Lützen, en 1632, donde los suecos salieron victoriosos, pero cayó el rey sueco. Finalmente, los suecos y sus aliados protestantes alemanes, al mando de Gustaf Horn y Bernardo de Sajonia-Weimar, fueron derrotados en la batalla de Nördlingen en 1634 por el cardenal-infante don Fernando de Habsburgo. En 1635 Francia entra directamente en la guerra apoyando a los protestantes. Parece que la balanza se inclina por ese lado, ya que los franceses penetran en Arrás (agosto de 1640) y Bapaume (1641). En Alsacia, Bernardo de Sajonia-Weimar pone sitio a Neuf-Brisach. El almirante Maarten Harpertszoon Tromp destruye una escuadra española en la batalla de las Dunas (1639). Además la secesión de Portugal y la revuelta de Cataluña (1640) son hábilmente explotadas por Richelieu. Mientras, en Alemania las tropas suecas bajo Johan Banér invaden Silesia y el norte de Bohemia. Un poco después, los suecos al mando de Lennart Torstenson vencen en la segunda batalla de Breitenfeld (1642). Sin embargo, la muerte de Richelieu en 1642 parece abrir nuevas expectativas para el bando católico. Se organiza una gran ofensiva hacia París liderada por Francisco de Melo, pero Luis II de Condé, por entonces Duque de Enghien, lo vence en la batalla de Rocroi. En 1644 el mariscal Jean Baptiste Budes de Guébriant es sustituido por Enrique de la Tour de Auvergne-Bouillon, quien sale victorioso en la batalla de Friburgo.[3]​ En los años 1643 y 1644 el ejército sueco al mando de Lennart Torstenson se había apartado momentáneamente de los asuntos de Alemania por tener que enfrentarse a una amenaza más cercana: Dinamarca. La guerra victoriosa recibió el nombre de Guerra de Torstenson. Lennart Torstenson, ya libre de Dinamarca, vuelve a Alemania para intentar decidir la guerra. Movimientos previos Lennart Torstenson, cuyas tropas se encontraban acantonadas en Sajonia y Turingia, avanzó hacia el Danubio.[4]​ Anteriormente había intentado negociar una tregua con Sajonia pero no tuvo éxito, y alentó a Rákóczi, el Príncipe de Transilvania, aliado de Suecia a permanecer en estado de guerra con el Emperador. En enero de 1645[5]​ Torstenson, que tenía bajo su mando 16.000 hombres con 80 piezas de artillería,[4]​ después de haber conocido que el Emperador había reunido de nuevo un ejército numeroso en la frontera de Baviera, entró en Bohemia y avanzó hacia Kaaden, donde se vio obligado a detenerse por algún tiempo, porque el puente a través de la ciudad, cerca de Saatz, había sido arrastrado por una crecida, y el deshielo de enero había dejado intransitables todos los caminos. Tan pronto como el puente fue reparado y el estado de los caminos lo permitían, reemprendió la marcha sin detenerle el crudo invierno ni los ríos helados. Las fuerzas imperiales, mandadas por Melchior von Hatzfeldt, pensaban que los suecos se dirigían al Palatinado y cuando se descubrió la auténtica intención de Torstenson, apenas tuvo tiempo de reunir a sus tropas. El 16 de febrero[5]​ las tropas suecas divisaron el campamento Imperial establecido en unas alturas inaccesibles, más allá del río Otava. Ambos ejércitos se saludaron con algunos cañonazos (un cañoneo ligero que no condujo a ningún resultado) y, durante la noche, se mantuvieron en armas, a la espera, los suecos, pensando que el enemigo podría descender a la llanura; los imperiales, que Torstenson podría atacarlos en sus posiciones. Ambos estaban equivocados. El intenso frío, sin embargo, fue en aumento -a cuya gravedad los suecos estaban más expuestos, ya que no tenían equipamiento de campamento– y obligó al Torstenson a marchar a lo largo de la margen izquierda del Otava, a Strakonice, mientras que el enemigo se mantenía a la derecha, siguiendo de cerca sus movimientos. Torstenson, a pesar de sufrir gravemente de gota y de que con frecuencia tenía que desplazarse en litera, estuvo presente en todas partes, alentando a sus hombres, y los inspiraba con su ejemplo. Torstenson divulgó un informe en el que aseguraba que estaba a punto de marchar para levantar el sitio de Olmutz. En cuanto el Comandante Imperial tuvo conocimiento de este rumor, su esfuerzo se centró en cerrar el paso a las fuerzas suecas. Pero la falta de provisiones, y en especial de pan, que había causado que un número reducido de jinetes y de soldados de infantería desertaran del ejército Imperial, ocasionó diversos retrasos. Se ordenó al Coronel Sporck, que se había ganado un gran reconocimiento por haber buscado con éxito a la caballería francesa después de la batalla de Tuttlingen, que con 200 jinetes[6]​ observara la marcha de los suecos y mandase informes al General Melchior von Hatzfeldt. Las fuerzas imperiales apenas se habían movido cuando el comandante recibió, a través del Coronel Sporck, la noticia de que los suecos estaban marchando hacia el mismo lugar al que Hatzfeld te.... Descubre los libros populares de Erika Jankova. Encuentra los 100 libros más populares de Erika Jankova

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