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Jaime Luciano Balmes Biografía y Hechos

Jaime Balmes y Urpiá (Vich, 28 de agosto de 1810-Vich, 9 de julio de 1848) fue un filósofo, teólogo, apologista, sociólogo y tratadista político español. Familiarizado con la doctrina de santo Tomás de Aquino, Balmes es un filósofo original que no pertenece a ninguna escuela o corriente en particular,[1]​ al que Pío XII calificó como Príncipe de la Apologética moderna. Aunque fue elegido académico electo de número en 1848 de la Real Academia Española, no llegó a tomar posesión.[2]​ Biografía Jaime Balmes y Urpiá nace en la localidad barcelonesa de Vich el 28 de agosto de 1810 y es bautizado, el mismo día, en la Seo de dicha ciudad con los nombres de Jaime Luciano Antonio.[3]​ En 1817 comienza sus estudios en el seminario de Vich: tres años de Gramática latina, tres de Retórica y, a partir de 1822, tres de Filosofía. En 1825, en Solsona, recibe la tonsura de manos del obispo de esta ciudad, Manuel Benito y Tabernero (1750-1830), que pontificó entre 1814 y 1830. El curso 1825-1826 estudia el primer año de Teología, también en el seminario de Vich. Los cuatro cursos siguientes de Teología los hace, merced a una beca que le ha sido concedida en el Colegio de San Carlos, en la Universidad de Cervera. En 1830, y por espacio de dos años, por estar cerrada la Universidad de Cervera, estudia privadamente en Vich. El 8 de junio de 1833 recibe el título de licenciado en Teología. El 20 de septiembre de 1834, en la capilla del Palacio episcopal de Vich, es ordenado sacerdote de manos del obispo Pablo de Jesús Corcuera. Prosigue sus estudios de Teología y, ahora también, de Cánones, nuevamente en la Universidad de Cervera. Finalmente, en 1835, recibe los títulos de Doctor en Sagrada Teología y bachiller en Cánones. A continuación realiza varios intentos para dar clases en la Universidad de Barcelona y al no conseguirlo se dedica por algún tiempo a dar clases particulares en Vich. Finalmente el Ayuntamiento de dicha ciudad le nombra, en 1837, profesor de Matemáticas, cargo que desempeña durante cuatro años. En 1839 ha fallecido su madre, Teresa Urpiá. En 1841 se traslada a vivir a Barcelona. En estos últimos años ha comenzado ya su actividad creativa y colabora en diversos periódicos y revistas: La Paz, El Madrileño Católico, La Civilización, además de varios opúsculos que llaman poderosamente la atención de los lectores. Es a partir de este año de 1841 cuando «estalla» el genio de Balmes y desarrolla una actividad frenética y portentosa que en pocos meses sus escritos y su personalidad serán admirados en toda Europa. Según la profesora Alexandra Wilhelmsen, después de la primera guerra carlista, fue un activo militante y propagandista de la causa de Don Carlos.[4]​ Durante los años siguientes expondrá sus ideas políticas y sociales, y sus argumentaciones apologéticas, en cientos de artículos, a través de diversos medios como la revista quincenal La Sociedad y el periódico semanal El Pensamiento de la Nación, del que asume, además, la dirección y publicación. Desde este periódico postuló el enlace matrimonial entre Isabel II y su primo Carlos Luis de Borbón y Braganza (hijo de Carlos María Isidro), con el que pretendía resolver el pleito dinástico. En 1841 escribe La religión demostrada al alcance de los niños; en 1842 El Protestantismo comparado con el Catolicismo, en sus relaciones con la civilización, una obra de filosofía de la historia. E inmediatamente viaja a París y Londres para tramitar las traducciones en francés e inglés. En 1843 se produce el fallecimiento de su padre, Jaime. Y en 1844 fija su domicilio en Madrid, donde dirige su periódico, y se convierte en el inspirador doctrinal del Partido Monárquico Nacional, también conocido como «partido balmista», encabezado por el marqués de Viluma. Al año siguiente, 1845, realiza un nuevo viaje a París y desde allí lo hace a Bélgica, donde tiene oportunidad de contactar con Mons. Pecci -Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci (1810-1903)-, quien años después entraría en la historia del papado de la Iglesia católica con el nombre de León XIII (1878-1903). Ese mismo año publica El criterio, tal vez su mejor y más difundida obra. Y en sucesivos años, una obra cada año, Cartas a un escéptico en materia de religión, Filosofía fundamental, Filosofía elemental y también, a finales de 1847, el controvertido opúsculo Pío IX, para el que ha tenido que viajar a París en busca de documentación. Esta última obra le produjo innumerables sinsabores precisamente en una etapa en la que Jaime Balmes ya se sentía enfermo. El año anterior, ante la campaña difamatoria que sus adversarios organizaron contra él a través de diversos medios de comunicación, se había visto obligado a publicar en El Pensamiento de la Nación (19 de agosto de 1846) un extenso artículo bajo el título de «Vindicación personal», en el que desmontaba todas las acusaciones; es lo que algunos autores denominan como «Autobiografía». Mientras tanto es nombrado socio de la Academia de Religión de Roma y socio de honor y de mérito de la Academia Científica y Literaria de Profesores, de Madrid. El 18 de febrero de 1848 es nombrado también miembro de la Real Academia Española, pero no llegó a tomar posesión porque ya el día 14 de febrero había salido de Madrid hacia Barcelona ante la evolución de su enfermedad. Aquella enfermedad, tisis pulmonar tuberculosa aguda, progresaba corrosivamente, y Balmes fue consciente de ello. El 27 de mayo se traslada con sus hermanos a su ciudad natal, Vich, donde muere a las tres y cuarto de la tarde del 9 de julio de 1848. Desde el 4 de julio de 1865 sus restos descansan en el panteón erigido en el centro del claustro de la catedral de Vich. Pensamiento Generalmente la filosofía de Balmes es entendida meramente como «filosofía del sentido común», cuando en realidad se trata de algo bastante más complejo. Tanto en Filosofía fundamental como en Filosofía elemental (siendo esta segunda obra de carácter más divulgativo) se trata el tema de la certeza. Balmes divide la verdad en tres clases irreductibles, si bien hablamos de la misma cual si sólo fuera una. Estas son las verdades subjetivas, las verdades racionales y las verdades objetivas. El primer tipo de verdad, la subjetiva, puede ser entendida como una realidad presente para el sujeto, que es real pero depende de la percepción del hablante. Por ejemplo, afirmar que se tiene frío o que se tiene sed son verdades subjetivas. El segundo tipo, la racional, es la verdad lógica y matemática, valiendo como ejemplo cualquier operación de este tipo. Finalmente, la verdad objetiva se entiende como aquella que —aún percibida por todos— no entra dentro de la categoría de verdad racional: afirmar que el cielo es azul, o que en el bosque hay árboles. Los tres tipos de verdad son irreductibles, y los métodos de captación difieren de una a la otra. Por ello, es menester que la filosofía plantee en primer lugar qué tipo de verdad buscamos. Para Balmes no existe la posibilidad de dudar de todo: haciendo afirma.... Descubre los libros populares de Jaime Luciano Balmes. Encuentra los 100 libros más populares de Jaime Luciano Balmes

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