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Jean Paul Sartre Biografía y Hechos

Jean-Paul Charles Aymard Sartre (París, 21 de junio de 1905-París, 15 de abril de 1980), conocido comúnmente como Jean-Paul Sartre, fue un filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista.[2]​ Fue el décimo escritor francés galardonado como Premio Nobel de Literatura, en 1964, pero lo rechazó explicando en una carta[3]​ a la Academia Sueca que él tenía por regla rechazar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones establecidas del sistema.[4]​ Fue pareja de la filósofa Simone de Beauvoir. El corazón de su filosofía residía en el concepto de libertad y en su sentido concomitante de la responsabilidad personal. Insistió, en una entrevista pocos años antes de su muerte, en que nunca había dejado de creer que «El hombre se hace a sí mismo».[5]​ Biografía Primeros años Era hijo de Jean-Baptiste Sartre, un oficial naval, y Anne-Marie Schweitzer, prima de Albert Schweitzer. Su padre murió de fiebre cuando él tenía apenas quince meses, y Anne-Marie lo crio con ayuda de sus abuelos maternos, Louise Guillemin y Charles Schweitzer, quien enseñaría matemáticas a Jean-Paul y le introduciría desde muy joven en la literatura clásica. La filosofía le atrajo desde su adolescencia en los años veinte, cuando leyó Essai sur les données immédiates de la conscience (Ensayo sobre los datos inmediatos de la consciencia) de Henri Bergson. Tuvo influencias de Immanuel Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Karl Marx, Friedrich Engels, Søren Kierkegaard, Edmund Husserl, y Martin Heidegger, entre otros. Estudió en París en la «elitista» École Normale Supérieure (una escuela normal superior o ENS), donde se graduó en 1929 con un doctorado en Filosofía. Durante sus estudios conoció a Simone de Beauvoir y a Raymond Aron. Sartre y Beauvoir se hicieron compañeros inseparables para el resto de sus vidas.[6]​ Realizó su servicio militar en el Ejército Francés entre 1929 y 1931. Declaró posteriormente, en 1959, que cada francés era responsable colectivamente de los crímenes cometidos durante la Guerra de Independencia de Argelia (que era una colonia francesa).[8]​ Segunda Guerra Mundial En 1939 sirvió como meteorólogo en el Ejército Francés durante la Segunda Guerra Mundial.[9]​[10]​ Fue capturado por tropas alemanas en 1940 en Padoux,[11]​ cuando pasó nueve meses como prisionero de guerra en Nancy y luego en Stalag, en la ciudad alemana de Tréveris. No abandonó la filosofía durante ese período y, según su testimonio, escribía a diario apuntes en una libreta que conservó durante su vida en prisión. Fue durante este período de confinamiento cuando leyó Ser y tiempo, obra de Martin Heidegger, que más tarde se convertiría en una gran influencia para su propio ensayo sobre fenomenología y ontología. A causa de su mala salud (afirmaba que su mala vista y su exotropía afectaban a su equilibrio), fue liberado en abril de 1941. Según otras fuentes, se escapó tras una visita médica al oftalmólogo.[12]​ Con el estatus de civil, recupera su puesto de profesor en el Liceo Pasteur, cerca de París, y se instala en el Hotel Mistral. En octubre de 1941 se le concedió un puesto, anteriormente ocupado por un profesor judío al que se le había prohibido enseñar por la Ley de Vichy, en el Liceo Condorcet de París. Tras regresar a París en mayo de 1941, participó en la fundación del grupo clandestino Socialismo y Libertad (Socialisme et Liberté) con otros escritores como Simone de Beauvoir, Maurice Merleau-Ponty, Jean-Toussaint Desanti, Dominique Desanti, Jean Kanapa y estudiantes de la École Normale. En la primavera de 1941, Desanti sugirió con «alegre ferocidad» en una reunión que el grupo asesinara a destacados colaboradores de la guerra como Marcel Déat, pero Beauvoir señaló que su idea fue rechazada ya que «ninguno de nosotros se sentía capacitado para fabricar bombas o lanzar granadas».[13]​ El historiador británico Ian Ousby observó que los franceses siempre tuvieron mucho más odio hacia los colaboracionistas que hacia los nazis, señalando que era a franceses como Déat a quienes Sartre quería asesinar y no al gobernador militar de Francia, el general Otto von Stülpnagel, y que el lema popular siempre fue «¡Muerte a Laval!» en lugar de «¡Muerte a Hitler!».[14]​ En agosto, Sartre y Beauvoir fueron a la Riviera francesa buscando el apoyo de André Gide y André Malraux. Sin embargo, tanto Gide como Malraux se mostraron indecisos, y esto pudo ser la causa de la decepción y el desánimo de Sartre. Socialismo y Libertad pronto se disolvió y Sartre decidió escribir en lugar de participar en la resistencia activa. Entonces escribió El ser y la nada, Las moscas y A puerta cerrada, ninguno de los cuales fue censurado por la Alemania nazi, y también colaboró en revistas literarias legales e ilegales. En su ensayo París bajo la ocupación, Sartre escribió que el comportamiento «correcto» de los alemanes había atrapado a demasiados parisinos en la complicidad con la ocupación, aceptando como natural lo que no era natural: Sartre observó que cuando los soldados de la Wehrmacht preguntaban educadamente a los parisinos en su francés con acento alemán por una dirección, la gente solía sentirse avergonzada y en apuros para ayudar a la Wehrmacht, lo que llevó a Sartre a comentar que «no podíamos ser naturales».[16]​ El francés era un idioma ampliamente enseñado en las escuelas alemanas y la mayoría de los alemanes podían hablar al menos algo de francés. Al propio Sartre siempre le resultaba difícil cuando un soldado de la Wehrmacht le pedía indicaciones, normalmente decía que no sabía a dónde quería ir el soldado, pero aun así se sentía incómodo ya que el mero hecho de hablar con la Wehrmacht significaba que había sido cómplice de la ocupación.[17]​ Ousby escribió: Sartre sostuvo que la propia «corrección» de los alemanes provocó la corrupción moral de muchas personas, que utilizaron el comportamiento «correcto» de los alemanes como excusa para la pasividad, y que el propio acto de tratar de vivir la existencia cotidiana sin desafiar la ocupación ayudó al «Nuevo Orden en Europa», que dependía de la pasividad de la gente corriente para lograr sus objetivos.[15]​ A lo largo de la ocupación, la política alemana consistió en saquear Francia, y la escasez de alimentos fue siempre un problema importante, ya que la mayoría de los alimentos del campo francés iban a parar a la Alemania nazi.[18]​ Sartre escribió sobre la «lánguida existencia» de los parisinos mientras la gente esperaba obsesivamente la única llegada semanal de camiones con alimentos del campo que permitían los alemanes, afirmando que «París se encorvaba y bostezaba de hambre bajo el cielo vacío. Aislada del resto del mundo, alimentada sólo por la piedad o algún motivo ulterior, la ciudad llevaba una vida puramente abstracta y simbólica».[18]​ El propio Sart.... Descubre los libros populares de Jean Paul Sartre. Encuentra los 100 libros más populares de Jean Paul Sartre

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