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Jim Shockey Biografía y Hechos

La búsqueda del Arca de Noé ha sido un fenómeno difundido desde la propia Edad Antigua, ya que los eruditos antiguos intentaron afirmar la historicidad de la narrativa del diluvio del Génesis citando relatos de reliquias recuperadas de la propia embarcación que habría salvado a Noé y a su familia (Naamá, posiblemente su mujer, sus hijos Sem, Cam y Jafet y las mujeres de estos) del diluvio universal.[1]​[2]​ Con el surgimiento de la arqueología bíblica en el siglo XIX, el potencial de una búsqueda formal del arca atrajo intereses lúdicos y los supuestos descubrimientos y consecuentes engaños. En la década de 1940 se estaban organizando expediciones para dar seguimiento a estas pistas aparentes.[3]​[4]​ En 2020, el Instituto para la Investigación de la Creación reconoció que, a pesar de las diversas expediciones en el pasado, no se había encontrado el Arca de Noé y es poco probable que esta se encuentre.[5]​ Muchos de los supuestos hallazgos y métodos utilizados en la búsqueda son considerados pseudociencia y pseudoarqueología por geólogos, historiadores y arqueólogos.[6]​[7]​[8]​[9]​ Opiniones contradictorias Las búsquedas organizadas modernas del arca tienden a originarse en los círculos evangélicos estadounidenses. Según Larry Eskridge: El buscador del arca Richard Carl Bright considera que su búsqueda tiene un claro matiz religioso, y que depende de la bendición de Dios para su éxito. Bright también confía en que existe una conspiración gubernamental multinacional para ocultar la "verdad" sobre el arca: Hechos en la Edad Antigua Al final de la narración del diluvio del Génesis, cuando las lluvias amainan, se dice que el Arca se posa "en las montañas de Ararat".[12]​ El Libro de los Jubileos especifica una montaña concreta llamada "Lûbâr".[13]​ La Torá, por su parte, no describe lugar concreto sobre la deposición del arca ni el destino que se da tras los hechos del diluvio.[14]​ Según el Talmud, el rey asirio Senaquerib habría encontrado una viga del Arca y, razonando que fue el dios quien liberó a Noé del diluvio, transformó la madera en un ídolo.[15]​ Esto ampliaba el relato bíblico de la adoración de Senaquerib en el templo de Nisroch, interpretando que el nombre del dios se deriva de la palabra hebrea "neser" (traducido como "viga").[16]​ Un midrash sobre el Libro de Ester dice que la horca erigida por el visir persa Hamán fue construida usando una viga del Arca.[14]​[17]​ Las opiniones sobre la ubicación de las montañas, o montes, de Ararat, han variado desde la antigüedad. Las interpretaciones de la historia de Noé se vieron influenciadas por el mito diluviano armenio sobre Masis (nombre en armenio para definir a Ararat) y la versión siria sobre Qardū (nombre del monte Judi), hasta que estos lugares se fusionaron en uno solo.[18]​ El Tárgum del capítulo 8 del Génesis interpretan Ararat como "Qadron" y "Kardu" (Qardū o Judi).[19]​[20]​[21]​ En su relato del Diluvio, Josefo buscó vincular la historia de Noé con el mito del diluvio sumerio como lo describieron Beroso, Jerónimo de Cardia, Mnaseas de Patara o Nicolás de Damasco, colocando así el Arca de Noé en una montaña en Armenia donde dice que las reliquias del barco se exhiben "hasta el día de hoy".[1]​[22]​ Sin embargo, Josefo más tarde describiría a Harrán como la zona de reposo del Arca, afirmando nuevamente que los lugareños mostraban los restos a los visitantes.[23]​ San Jerónimo tradujo "Ararat" como "Armenia" en la Vulgata,[24]​ mientras que los propios armenios asociaron el Arca de Noé con la región de Gordiano (en la actual Turquía) hasta el siglo XI.[18]​ En el cristianismo primitivo, las historias sobre los restos del Arca de Noé se consideraban evidencias de que el barco había sido localizado, identificado y conservado de alguna forma. Esto se volvió útil en la apología cristiana para afirmar los eventos del Pentateuco como hechos reales.[25]​ Epifanio de Salamina escribió: "Así, incluso hoy, los restos del arca de Noé todavía se muestran en Cardyaei".[26]​[27]​ De manera similar, Juan Crisóstomo propuso preguntar a los no creyentes: "¿Habéis oído hablar del Diluvio, de esa destrucción universal? ¿No fue sólo una amenaza, verdad? ¿No se cumplió realmente? ¿No se llevó a cabo esta gran obra? ¿No lo atestiguan las montañas de Armenia, donde reposó el Arca? ¿Y no se conservan allí los restos del Arca hasta el día de hoy para nuestra amonestación".[28]​ Sin embargo, con la adopción generalizada del cristianismo en Europa, el valor apologético de las reliquias del Arca disminuyó, ya que había muchos menos no creyentes a quienes persuadir.[29]​ Hacia el siglo V, surgió la leyenda de que Jacobo de Nísibis había escalado una montaña en busca del arca. Según lo relatado por Fausto de Bizancio, historiador armenio de ese siglo, Jacobo, con un grupo de seguidores, viajó a las montañas armenias y "llegaron a la montaña de Sararad, que estaba en el fronteras del señorío de Airarat". Cerca de la cima, un ángel lo visitó mientras dormía y le indicó que no subiera más. Como consuelo, el ángel le dio a Jacobo una tabla tomada del Arca. Él mismo recogería el artefacto y lo llevaría de regreso a la ciudad de Echmiadzin, donde se conserva dicha reliquia desde entonces.[2]​ Agathangelos relató una historia similar, aunque no directamente relacionada con el Arca, en la que el rey Tiridates III de Armenia, en el siglo III escaló el monte y trajo del mismo ocho rocas de grandes dimensiones para usarlas en la fundación de nuevas iglesias.[30]​ Edad Media y principios de la Edad Moderna Ya en el siglo VII, San Isidoro de Sevilla, en sus Etimologías, declaraba que los restos del Arca todavía se encontraban en el monte Ararat de Armenia, mientras que el Corán describe el "descenso" del Arca en la sura 11, ocurrida en el monte Judi.[31]​[32]​[33]​ Se informó que, dados los avisos y escritos sobre su posición, el emperador bizantino Heraclio escaló el monte Judi para visitar el sitio del Arca entre los años 628 y 629.[34]​ Otra leyenda afirmaba que el califa Umar ibn al-Jattab removió el Arca de un sitio cerca de Nísibisy usó la madera para construir una mezquita.[35]​ A pesar de la asociación de larga data de Armenia con Ararat en el cristianismo occidental, los cristianos armenios no adoptaron la idea de la cumbre del Ararat (en armenio Masis) como el lugar de descanso del Arca hasta la llegada de los cruzados a finales del siglo XI. A partir de entonces, los armenios adoptaron la identificación occidental de Masis como monte Ararat y trasladaron la leyenda de Jacobo de Nísibis a dicho pico.[36]​ La supuesta visita del ángel a Jacobo durante un sueño llegó a convertirse en una nueva explicación del tabú precristiano en contra de escalar la montaña sagrada.[37]​[38]​[39]​[40]​ Independientemente de este impedimento cultural, otros viajeros afirmaron que la cumbre era físicamente inaccesible, debido a la línea de nieve permanente y la abundancia de precipicios.[41]​[42]​[43]​ Los informes medievales tar.... Descubre los libros populares de Jim Shockey. Encuentra los 100 libros más populares de Jim Shockey

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