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Tania Crasnianski Biografía y Hechos

La operación Barbarroja (en alemán: Unternehmen Barbarossa), también conocida como invasión alemana de la Unión Soviética, fue el nombre en clave para la invasión de la Unión Soviética por parte de la Alemania nazi y algunos de sus aliados, que comenzó el domingo 22 de junio de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial. La operación puso en acción el plan ideológico de la Alemania nazi de conquistar la Unión Soviética occidental para repoblarla de alemanes. El Generalplan Ost alemán tenía como objetivo utilizar a los conquistados como mano de obra esclava para el esfuerzo de guerra del Eje mientras adquiría las reservas de petróleo del Cáucaso, así como los recursos agrícolas de Ucrania. Su objetivo último incluía el exterminio, esclavización, germanización y deportación masiva a Siberia de los pueblos eslavos, y así conseguir más lebensraum (espacio vital) para Alemania.[19]​[20]​ En los dos años previos a la invasión, ambos países habían firmado pactos políticos y económicos con fines estratégicos. Después de la ocupación soviética de Besarabia y el norte de Bucovina, el Alto Mando Alemán comenzó a planificar la invasión de la Unión Soviética en julio de 1940 (bajo el nombre en clave de operación Otto), que Adolf Hitler autorizó el 18 de diciembre de 1940. En el transcurso de la operación, alrededor de tres millones de soldados de las potencias del Eje —la fuerza de invasión más grande de la historia hasta ese momento— invadieron la Unión Soviética a lo largo de un frente de más de 2900 kilómetros. La ofensiva marcó una escalada en la Segunda Guerra Mundial, tanto geográficamente como en la formación de los aliados de la Segunda Guerra Mundial, al involucrar a la Unión Soviética en el conflicto. La operación abrió el Frente Oriental, en el que se comprometieron más fuerzas que en cualquier otro teatro de guerra anterior. El área fue escenario de algunas de las batallas más sangrientas de la guerra, con numerosos crímenes de guerra, que se saldaron con el mayor número de bajas que el mundo había conocido, todo lo cual influiría de manera determinante en el curso de la conflagración y la posterior historia del siglo XX. Los ejércitos alemanes finalmente capturaron unos cinco millones de soldados del Ejército Rojo.[21]​[nota 2]​ La Alemania nazi deliberadamente mató de hambre y masacró a una gran cantidad de civiles, ya que el Plan Hambre trabajó para resolver la escasez de alimentos en Alemania y exterminar a la población eslava mediante el hambre.[23]​Tiroteos masivos y operaciones de gaseado, llevadas a cabo por los nazis o colaboradores voluntarios,[25]​ asesinaron a más de un millón de judíos soviéticos como parte del Holocausto.[26]​ El fracaso de la operación Barbarroja selló la suerte del Tercer Reich.[27]​ Operacionalmente, las fuerzas alemanas lograron victorias significativas y ocuparon algunas áreas económicas importantes de la Unión Soviética (principalmente en la RSS de Ucrania) e infligieron también numerosas bajas al Ejército Rojo. A pesar de estos primeros éxitos, la ofensiva alemana se estancaría en la batalla de Moscú a finales de 1941, y la posterior contraofensiva de invierno soviética hizo retroceder a los alemanes unos 250 km. Los alemanes esperaban un rápido colapso del Estado soviético, como había ocurrido en la invasión de Polonia, pero el Ejército Rojo fue capaz de soportar los golpes más fuertes de la Wehrmacht alemana y empantanó la lucha en una guerra de desgaste para la cual los alemanes no estaban preparados. Después del fracaso de la operación Barbarroja, las diezmadas fuerzas de la Wehrmacht ya no podían realizar grandes ataques a lo largo de todo el frente oriental, y las operaciones posteriores para retomar la iniciativa y penetrar profundamente en territorio soviético, como la operación Azul en 1942 y la operación Ciudadela en 1943, finalmente fracasaron, lo que resultó en la retirada y el colapso final de la Wehrmacht. Antecedentes Motivaciones políticas y militares En el ideario de Hitler estaba la expansión hacia el este dentro de su política de búsqueda de «espacio vital» (Lebensraum en alemán),[28]​ aunque esa ya era una aspiración alemana anterior a la Primera Guerra Mundial. En 1918, en la Paz de Brest-Litovsk, el alto mando de los ejércitos imperiales alemanes del frente oriental había impuesto sus condiciones para el armisticio que los bolcheviques solicitaban. Por razones prácticas de supervivencia, los líderes comunistas habían desistido de extender su gobierno a las exregiones del Imperio ruso de Polonia y los países bálticos, entregándolas al Reich del káiser (considerado el II Reich). Como se puede leer en el libro de Hitler Mi lucha, la guerra contra los soviéticos es una «guerra cultural»[28]​ impregnada de antieslavismo,[29]​ y una cruzada de Europa contra Asia: se trataría de enviar al continente asiático a los eslavos, para crear así un «Nuevo Orden»,[nota 3]​ estableciendo así un símil con los hunos de Atila, que en su momento amenazaron a la Europa romana. La invasión alemana de la Unión Soviética fue definida por el historiador alemán Andreas Hillgruber como «la verdadera guerra de Hitler».[30]​ Las ideas del Führer sobre los eslavos eran profundamente racistas: los consideraba individuos primitivos movidos por impulsos más propios de animales que de seres humanos civilizados.[31]​ El 5 de julio de 1941, Hiltler declaró sobre el pueblo ruso: Pese a la gran distancia ideológica entre ambos países y las intenciones declaradas de Hitler de expansión hacia el este, en 1939 la Unión Soviética y Alemania firmaron el conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov.[33]​ En dicho pacto, Alemania se aseguró la neutralidad de la Unión Soviética a cambio de ceder la mitad de Polonia, Besarabia, y los países bálticos. Además, la Unión Soviética reclamó el control del estrecho de los Dardanelos, Finlandia, y la posibilidad de abrir bases en Dinamarca.[34]​ Este acuerdo entre la Unión Soviética y Alemania tuvo como precedentes el Tratado de Rapallo de 1922 y el Tratado de Neutralidad de Berlín de 1926.[35]​Ya en la década de 1990, el político estadounidense Henry Kissinger, en su libro Diplomacia (1996), afirmaba que el acuerdo entre ambas partes en 1939 se pareció más a un documento del siglo XVIII que a uno del XX, y que ambos, Hitler y Stalin, se propusieron tratar de alcanzar objetivos no convencionales (aplicando la ideología de Mi lucha, por un lado, y la expansión global del comunismo, por otro) mediante medios convencionales.[35]​[nota 4]​ El avance soviético en el Báltico provocó, no obstante, un desgaste en el acuerdo de neutralidad, al hacer peligrar, bajo el punto de vista alemán, el suministro de hierro de Suecia y de níquel de Finlandia.[36]​ Aunque la Unión Soviética había respetado en líneas generales el acuerdo, y en particular el envío de materias primas al III Reich, las ambiciones territoriales soviéticas inquietaron a Hitler.[37]​ Ya a finales de mayo de 1940,[nota 5]​ Hitler comenzó a comentar a sus col.... 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