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William Bernhardt Biografía y Hechos

Rosine Bernardt, conocida artísticamente como Sarah Bernhardt (París, 23 de octubre de 1844-París, 26 de marzo de 1923), fue una actriz francesa de teatro y cine, una de las más famosas y aclamadas a finales del siglo XIX y principios del XX. Trabajó en obras como La dama de las camelias, de Alejandro Dumas, hijo; Ruy Blas, de Victor Hugo; Fédora y La Tosca, de Victorien Sardou, y L'Aiglon, de Edmond Rostand. También interpretó papeles masculinos, incluido el del príncipe Hamlet en la obra homónima de Shakespeare. Rostand la llamó «la reina de la pose y la princesa del gesto», mientras que Hugo elogió su «voz dorada». Realizó varias giras teatrales por todo el mundo y fue una de las primeras actrices destacadas en realizar grabaciones de sonido y actuar en películas. También está relacionada con el éxito del artista Alphonse Mucha, a quien le dio en 1894 su primer encargo de un afiche en París, con el cual ganó notoriedad y luego lo convirtió en uno de los artistas más cotizados de esta época por su estilo art nouveau. Infancia y estudios Sarah Bernhardt nació el 23 de octubre de 1844 en el número 5 de la calle de l'École-de-Médecine en París. Su nombre real era Rosine Bernardt. Su madre era una mujer de religión judía de origen neerlandés llamada Judith-Julie Bernardt (1821-1876), alias Youle. Se ganaba la vida como cortesana junto con su hermana Rosine. Julie tuvo varias hijas más. En abril de 1843 tuvo dos niñas gemelas que fallecieron a las dos semanas. Tras Sarah, tuvo a Jeanne (fecha de nacimiento desconocida) y a Régine en 1855, que murió de tuberculosis en 1873. Todas fueron hijas de padres distintos y desconocidos. Sarah Bernhardt nunca supo quién era su padre biológico, aunque se cree que era el duque de Morny, medio hermano de Napoleón III. Sarah pasó los primeros cuatro años de su vida en Bretaña al cuidado de un ama de cría. La primera lengua que Sarah aprendió fue el bretón y por esta razón, al iniciar su carrera teatral, adoptó la forma bretona de su apellido, «Bernhardt». En esta época sufrió un accidente que muchos años después le acarrearía graves problemas de salud. Cayó de una ventana y se rompió la rodilla derecha. Aunque sanó sin problemas, la rodilla le quedó delicada para siempre y en 1914, a causa de una dolorosa inflamación de esa misma rodilla, tuvieron que amputarle la pierna derecha. Tras el accidente, su madre la llevó consigo a París, donde permaneció dos años. A punto de cumplir siete años ingresó en la Institución Fressard, un internado para señoritas próximo a Auteuil. Permaneció allí dos años. En 1853 entró en el colegio conventual Grandchamp, cercano a Versalles. En este colegio participó en su primera obra teatral, Tobías recupera la vista, escrita por una de las monjas. También aquí fue bautizada e hizo la primera comunión. El ambiente místico del colegio le hizo plantearse el hacerse monja. Carrera Tras abandonar Grandchamp a los 15 años, su madre trató de introducirla en el mundo galante para que se ganara la vida como cortesana, pero Sarah, influida por su educación conventual, se negó repetidamente a ello. Julie Bernard tenía un salón en su piso parisiense donde se reunían sus clientes. Entre ellos estaba el medio hermano de Napoleón III, el duque de Morny, quien aconsejó que Sarah se inscribiera en el Conservatorio de música y declamación. Gracias a los contactos del duque, Sarah entró sin dificultad en 1859. En 1861 ganó un segundo premio en tragedia y una mención honorífica en comedia. Finalizados sus estudios en el Conservatorio, entró, de nuevo gracias a los influyentes contactos de Morny, en la Comédie-Française. Debutó el 11 de agosto de 1862 con la obra Iphigénie, de Jean Racine. Su fuerte carácter le atrajo problemas con sus compañeros, lo que provocó que abandonara la Comédie por primera vez en 1863. Tres semanas más tarde fue contratada por el Teatro Gymnase, donde hizo siete pequeños papeles en distintas obras. Actuó por última vez el 7 de abril de 1864 con la obra Un mari qui lance sa femme. Ese mismo año conoció a uno de los grandes amores de su vida, Charles-Joseph Lamoral, príncipe de Ligne. Inició una apasionada relación con él, hasta que quedó embarazada y el príncipe la abandonó. El 22 de diciembre de 1864 dio a luz a su único hijo, Maurice Bernhardt. Sin oficio y habiendo fracasado momentáneamente en el mundo del teatro, siguió los pasos de su madre, convirtiéndose en prostituta de lujo. Sarah no abandonó su actividad como cortesana hasta que su carrera teatral se hubo afianzado con éxito y pudo mantenerse solo con el trabajo que le reportaba el teatro. Tres años más tarde, en 1867 debutó en el Teatro del Odéon con Las mujeres sabias (Les femmes savantes) de Molière. Ahí empezó su verdadera carrera profesional. Participó en muchos montajes teatrales, alternando la vida teatral con la vida galante. La fama le llegó repentinamente en 1869 con Le Passant, de François Coppée, una obra en verso de un solo acto. Sarah, además, hizo por primera vez en esta obra un papel masculino, el del trovador Zanetto. Hizo papeles de hombre en varias obras más (Lorenzaccio, Hamlet y L'Aiglon). En 1870, durante la guerra franco-prusiana, habilitó el Odeón como hospital para convalecientes, donde cuidó con dedicación a los heridos de guerra. En 1871 el improvisado hospital tuvo que ser cerrado por problemas de salubridad. Tras la derrota francesa y la caída de Napoleón III, muchos intelectuales, exiliados por estar en contra del emperador, pudieron regresar a Francia, entre ellos Victor Hugo. El regreso de Hugo fue trascendental en la vida de Bernhardt, ya que el escritor la eligió para protagonizar el reestreno de su obra Ruy Blas. Bernhardt además protagonizó otra obra de Hugo, Hernani. Ruy Blas la encumbró a cotas de éxito inimaginables. Regresó a la Comédie-Française como una gran estrella y allí afianzó su repertorio y sus múltiples registros como actriz. El estilo de actuación de Bernhardt se basaba en la naturalidad. Detestaba profundamente las viejas normas del teatro francés, donde los actores declamaban histriónicamente y hacían gestos exagerados. Rompió con todo lo establecido, profundizando en la psicología de los personajes. Estudiaba cada gesto y cada entonación del texto que debía decir, buscando la perfección natural sin que se notara ningún tipo de artificio. Destaca en su arte que cuando representó a grandes heroínas de tragedia o reinas, huyó de la sobreactuación y de la afectación. Son famosas sus escenas de muerte, en las que en vez de, según sus propias palabras, «ofrecer toda una retahíla de patologías» tales como estertores, toses, gemidos agónicos, profundizaba en el acto de morir desde el punto de vista psicológico y sentimental. Aparte de su profesión de actriz, se interesó por la escultura y la pintura. Llegó a exponer varias veces en el Salón de París entre los años 1874 y 1896 y recibió premios y menciones honoríficas en ambas disciplinas. Escribió también tres libros: su autobiografía tit.... Descubre los libros populares de William Bernhardt. Encuentra los 100 libros más populares de William Bernhardt

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